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Las Cartas de Shamballa

 VOLUMEN 16, Número 48                                                                                                              Diciembre 2, 1994

 

Amados Estudiantes: 

Desearía compartir con ustedes una experiencia que probó ser útil para mí cuando caminaba la Tierra así como hacen ahora. Como ustedes, mi consciencia y entendimiento han sido construidos sobre las movedizas arenas de la experiencia personal. 

Durante mi tiempo sobre la Tierra, me fue dada amorosa asistencia por muchos grandes maestros, cada uno de los cuales compartió los frutos de su consciencia conmigo. Por sus regalos YO SOY eternamente agradecido. Durante un período memorable, estuve bajo la directa enseñanza de los Maestros Morya y Kuthumi. Por sus ejemplos estas dos grandes almas – tan diferentes en manera, sin embargo tan similares en la profundidad y aliento de su amor y entendimiento – me condujeron a través de la fase de mi vida que inmediatamente precedió a mi ascensión. 

Un día, Morya y Yo estábamos caminando al lado de un arroyo en la montaña del Tibet, cuando él me hizo una pregunta: “Mi hermano ¿cuál es le propósito de la vida?” Yo estuve en silencio por un momento, ponderando la magnitud de tal pregunta. Luego respondí la pregunta de Morya con una mía. “¿No crea la vida su propio propósito por la virtud de su ser?” 

Morya sonrió por un momento, luego replanteó su pregunta: “¿Cuál, entonces, es el propósito de tu vida?” Para eso Yo no tuve una respuesta inmediata. En respuesta a mi silencio, Morya detuvo su caminar y se sentó al lado del arroyo. Colocando el pergamino en el suelo frente a él, Morya tomó el rayo de luz en su lupa, concentrándolo en el pergamino. En muy pocos momentos, el pergamino estuvo en llamas. Él luego dijo: “¡El foco es la clave, mi amado hermano!” “¿Cuál es el foco de tu vida?”  

Encontrar la respuesta a esta pregunta - el foco de mi vida – se convirtió en una búsqueda. Se convirtió en el crisol de mi existencia – la prueba en contra de la cual, aún hoy, Yo mido cada pensamiento, palabra, acción y reacción.  

Amados chelas, mientras los envuelvo en mi amor y entendimiento, Yo les planteo esta misma pregunta. ¿Cuál es el foco de sus vidas? 

En este mismo momento, en el mundo de forma, están rodeados por muchos grandes maestros. Los desafíos diarios es reconocerlos y los regalos que ellos les traen. Sin embargo, el regalo más valioso – “la perla de gran valor” – se las puede dar sólo el maestro guía que vive dentro de ustedes. ¡Yo hablo, por supuesto, de vuestro Santo Ser Crístico! 

Cuando prosigan más ampliamente en la búsqueda, sepan que Yo observaré con ustedes, envolviéndolos siempre en mi amor. Puedan continuar siguiendo el impulso del corazón, escuchando en humilde silencio, porque sólo entonces el foco de vuestra vida comenzará a ser claro.

Dwjal Khul

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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