16

Comenzando la Unificación de los Tres Reinos

Es temprano en la mañana anterior al Día de la Fiesta del Señor Miguel. Saboreando aquellos sagrados momentos anteriores al retorno de la conciencia al plano físico, son despertados por alguien que los llama suavemente por el nombre. “¿Quién?” “¿Qué?” preguntan, pero no hay respuesta – sólo el distante llamado de un pájaro madrugador. Como ahora están plenamente despiertos, se levantan y deciden que esta hora del amanecer es el tiempo perfecto para meditar. Después del llamado por perdón y vistiendo el místico Manto de Luz, se sientan confortablemente frente al este. Está oscuro y la atmósfera está tan quieta que no tienen dificultad en entrar a una profunda meditación. En este sereno y perfecto estado, se visualizan en el Santuario Principal de Shamballa en vuestra fluyente toga blanca y se sientan entre muchos otros chelas que también están en profunda meditación.

De repente, son concientes de un suave toque en el hombro. Se niegan a abrir los ojos, pero cuando lo hacen son felizmente sorprendidos, porque de pie a la derecha está vuestro amado sponsor y guía. Este magnífico ser de luz quietamente pone los dedos en sus labios instándolos a permanecer en silencio. Mirando alrededor, ven que cada chela también tiene un ser ascendido a su derecha. Suena una suave campana, y estos seres de gran luz comienzan a moverse. En unos pocos segundos una impresionante figura vestida toda de blanco, excepto por una banda azul real, aparece en el podio. De inmediato reconocen al Ascendido Maestro El Morya, Fundador de El Puente a la Libertad Espiritual. “Caramba, él es magnífico” musitan. Parece haber adivinado vuestros pensamientos (o los similares de los chelas) porque amorosamente sonríe y los saluda con el corazón, la cabeza y la mano y se encuentran respondiendo del mismo modo. 

“Amados chelas” comienza este gran maestro. “Hoy los saludamos con todo el amor y la luz de nuestros corazones y les damos las gracias por responder tan prestamente a nuestra invitación. Todos hemos sido invitados a viajar con nuestro amado Gautama, el Señor del Mundo, para unirnos al gran Arcángel de la Protección, el Señor Miguel y su divino complemento, la Señora Fe, y muchos otros miembros del reino angélico, para celebrar su Día de Fiesta, y mañana, la Fiesta de los Ángeles. Muchos han estado allí antes, pero es la primera vez que viajarán con el entorno que nos estará acompañando en sus cuerpos de luz. Esperamos que todos elijan hacer este viaje.”  Nosotros aceptamos, y nos preparamos porque sabemos que, sin dudas, será una maravillosa experiencia. “Veo que están todos deseosos y listos” Y el amado El Morya finaliza diciendo: “Por favor tómense de las manos con vuestros sponsors”. 

Mientras partimos del santuario, somos concientes de que hemos co-servido con muchos de los asistentes, con sólo unos pocos rostros desconocidos  entre nosotros. A la derecha de la puerta del frente, vemos un guardia de honor escoltando al gran Señor del Mundo y varios miembros de su corte. Él amorosamente agita la mano y declara: “¡Bienvenidos, queridos chelas! Hoy viajarán a través de vuestro cuerpo de luz con nosotros –yo mismo y otros miembros de la Hueste Celestial - a través de la extensión de esta tierra hasta el Lago Louise en Alberta, Canadá. Cruzaremos esta gran nación por un puente de arco iris y notarán que no nos tomará tanto tiempo llegar a nuestro destino. Mientras lo hacemos vuestros sponsors compartirán con ustedes valiosa información y señalarán las áreas de interés. ¡Vayamos ahora!” 

Vemos los hermosos multicoloridos senderos extendiéndose ante nuestro amado Señor Gautama y su corte. Vamos en fila detrás de ellos y caminamos alegremente sobre el puente arco iris que aparenta ser nada más que una mera fantasía, aunque sabemos que es muy real. Mientras enfilamos hacia el oeste los maestros indican puntos de interés, celestiales y terrenales. Finalmente vemos las majestuosas Montañas Rocallosas elevándose ante nosotros. De repente nuestro sendero se bifurca y reconocemos que hemos estado en este punto con anterioridad muchas veces. El sendero a la izquierda conduce al templo de la Gran Hermandad Blanca en los Tetons, y el otro, a la derecha nos lleva directamente al Lago Louise y al Monte Robson si lo deseamos. 

Desviándonos a la derecha pronto escuchamos las hermosas voces de un coro angélico y nos damos cuenta que nos estamos aproximando rápidamente a nuestro destino. Pronto, varios ángeles pueden ser vistos, incluyendo a la magnificente Señora Fe que ha aparecido desde el plano sobre el Lago Louise para saludarnos. Ella está acompañada por dos grandes damas, a una la reconocemos rápidamente, es la Dama Cósmica de la Pureza, la Señora Astrea, representando al Elohim, y al otro magnífico ser aún no lo reconocemos. Hay algo acerca de su vestimenta que nos resulta familiar. Todos parecemos reconocerla simultáneamente. “Es la gran Eloha, Señora Santa Amazona” y somos agradecidos por su presencia. De repente entendemos que nos estamos aproximando rápidamente a la Nueva Edad Dorada donde el Rayo Femenino será predominante, y estas divinas damas han venido para ser conocidas y reconocidas, porque hasta hoy muy poco es conocido sobre ellas y su contribución al Divino Plan de Dios. 

Colmados con  alborozo y alegría por su presencia en nuestras vidas, nos vemos en un magnífico templo. Su cúpula dorada destella con la luz solar y somos claramente capaces de ver la estatua de nuestro amado Señor Miguel poderosamente de pie en el tope, con su brillante espada en alto. En minutos, somos rodeados por una multitud de ángeles y elementales, todos saludándonos con abrazos y risas, envolviéndonos con sus divinas cualidades. Este es un día para recordar, un precursor de los días, en el no muy lejano futuro, cuando estarán unidos los reinos angélico, elemental y humano.  

Uno por uno somos presentados al Señor Miguel y su Corte y al gran Elohim Hércules y su Guardia Real. El Señor Miguel y la Señora Fe toman unos pocos minutos para conversar con cada chela, haciéndonos sentir bienvenidos y apreciados por nuestros esfuerzos  para hacer avanzar el Divino Plan de Dios y asistir a traer hermandad entre los reinos. Él toma tiempo y nos agradece a cada uno individualmente por las contribuciones para el avance del conocimiento del Reino Angélico y la hermandad entre los reinos. Los Ángeles de todos los rayos, incluyendo los del rayo más nuevo a ser conocido y reconocido entre los chelas, el del Señor Micah y el Rayo Azul Suave de Unidad, Hermandad y Cooperación, se unen en esta gozosa y sagrada celebración. Mientras el Arcángel Micah camina entre nosotros, somos concientes de haberlo conocido bien durante su encarnación como Jesús el Cristo.  

Es un día maravilloso, un día memorable que dejará huellas en los anales del tiempo como el real comienzo de la plena unificación de estos tres Reinos de nuestro Dios Padre-Madre y estaremos siempre muy agradecidos por el privilegio de participar en él. Demasiado pronto para todos, es tiempo de regresar al lugar en donde comenzamos nuestro viaje y somos bendecidos con un regalo personal de nuestros anfitriones. Los ángeles se ofrecen a guiarnos de regreso al santuario de Shamballa y a nuestros hogares en alas de amor.

 

 

 

 

Página 21-22