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La Búsqueda

     Durante este magnífico año de pureza, restauración y ascensión, ustedes sienten un muy fuerte deseo de entender más plenamente vuestro propio Plan Divino a fin de poder  perfectamente proveer el servicio de vuestra vida para la Tierra. Para hacer esto deben encontrar el lugar perfecto en el cual entrar en el silencio y meditar sobre lo que ahora buscan. Consideran usar vuestro personal santuario pero eso no parece enteramente correcto, aunque aprecian vuestro tiempo en el lugar sagrado que han amorosamente preparado para sí mismos en vuestro hogar. No, ustedes entienden que deben estar en algún lugar afuera, y rápidamente se dirigen a la puerta, tomando la pequeña colorida manta que usan justamente para eso.

     Mientras caminan a través del umbral, el calor y la luz del sol de medio día llena vuestro ser. Eligiendo cuidadosamente el perfecto lugar en el jardín, extienden la manta en el suelo, silenciosamente agradeciendo a Dios por este privado tiempo de propio re-descubrimiento. Sentándose sobre la manta, encuentran una posición confortable e inmediatamente son colmados de alegría mientras anticipan el viaje espiritual en el que están por embarcarse en ese día. Toman  unos pocos momentos para trabajar con la Llama Azul de Protección y Fuego Violeta de Purificación y Transmutación. Luego invocando a vuestra Presencia YO SOY y Santo Ser Crístico suavemente cierran los ojos y comienzan a respirar profunda y rítmicamente, recitando varias veces aquellas palabras tan firmemente grabadas en vuestra mente durante los pasados dos años: "¡YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA DE LA PERFECCIÓN DE MI PLAN DIVINO MANIFESTADO EN EL MUNDO DE FORMA AQUÍ MISMO, AHORA MISMO Y POR SIEMPRE SOSTENIDO!" Colmados con un sentimiento de gran expectativa, ahora piden "Amado Santo Ser Crístico YO SOY en mi, aparece ahora. Muéstrame la plenitud de mi divino plan." 

     Con estas palabras son rápidamente llevados a niveles internos hacia los desiertos del Medio Este, y cuando abren sus ojos, Tierra Santa aparece tal como la habían imaginado. Como es usual para esta área a comienzos de Julio, el día es muy cálido y seco. La tierra y colinas a vuestro alrededor parecen deslucidas y pardas, sin color o vida, y el sol es tan resplandeciente, que el usualmente brillante color azul del cielo está desvanecido y parece casi blanco. 

     Por medio del poder de la visión interna, rápidamente viajan a través del ocupado Banco Oeste Israelí y luego al norte hacia Galilea, el pueblo del amado Micah en su encarnación como el Maestro Jesús. A fin de descansar y refrescarse paran en Shechem, un antiguo "Elevado Lugar" del Viejo Testamento, conocido luego como Sychar en lo que fue Samaria en el  tiempo de Jesús. Después de haberse refrescado, van a caminar por un jardín fuera del pequeño restaurante. Y ven un cartel en Hebreo cuya traducción decía que este lugar era conocido como "El pozo de Jacob" en antiguos tiempos. Se ha dicho que fue el pozo donde el amado Maestro Jesús conversó con una mujer Samaritana, después de pedirle agua para beber. Recuerdan parte de la Escritura en el cuarto capítulo del Evangelio de Juan el cual dice: "Jesús le dijo a ella: Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed, pero el que beba del agua que Yo puedo darle nunca tendrá sed, lo que Yo puedo darle se convierte en él en un manantial de agua fluyendo  hacia  la vida eterna." 

     Mientras se sientan a la sombra de una palmera junto al pozo, reflexionan sobre esas palabras, y después de unos pocos momentos encuentran vuestra propia plegaria: "Amado Micah dame a beber el agua de la que Tú, como Jesús el Cristo, hablaste." De pronto perciben a un visitante que se ha aproximado y silenciosamente se para a vuestro lado. La quietud que los rodea es ahora traspasada por una profunda, resonante voz que pregunta: "¿Puedo tomar un sorbo de agua, por favor? Ustedes responden buscando dentro de vuestro bolso una botella de agua de manantial que siempre llevan y la ofrecen al extranjero, un hombre alto con la simple túnica de muselina del Beduino, con un Kafir sobre su cabeza. Cuando miran por primera vez a vuestro compañero viajero, instantáneamente se dan cuenta de que no es un simple mortal. La luz desde su forma está resplandeciendo, aún con el sol del medio día. Ustedes se mueven suavemente a fin de poder ver su cara. Su increíble belleza no es de este mundo, y comienzan a temblar en su presencia, pero instantáneamente, todo nerviosismo termina cuando él los envuelve en un manto de paz - la paz que sobrepasa todo entendimiento de la mente humana. Él les agradece el agua y pregunta, ¿por qué están aquí? "YO SOY,…YO SOY aquí para aprender mi plan divino, mi propósito en este tiempo de vida y Yo pensé, si pudiera llegar aquí y caminar donde Tú has caminado como Jesús, esto podría serme revelado." 

     Se dan cuenta que Él conocía la respuesta aún antes que preguntaran.  Gentilmente dice: "¿Quién piensas YO SOY que podría conocer la respuesta a tu pregunta?" Ustedes inspiran profundamente y responden: "El Apóstol Pedro dijo que tú fuiste el Cristo, el cual en sumo grado fuiste como el Maestro Jesús, pero yo te conozco como el amado Micah, el hijo angélico del Príncipe de la Hueste Celestial, el Señor Miguel. "Él sonríe tan amorosamente que vuestro corazón es elevado aún más alto, y luego pone su mano amorosamente en un lado de vuestra cara. "Amado chela", él continúa, "el conocimiento que buscas está escrito en tu corazón. Sólo necesitas ir al interior e inquirir de vuestro Santo Ser Crístico eso que necesitas." Reconociendo la verdad contenida en sus palabras, ustedes declaran lo que están sintiendo: "Sí, pero frecuentemente me siento tan inseguro de las respuestas que recibo." 

Micah toma tu mano y se sienta en el banco a tu lado. "¡Amado hijo de Dios! ¿Sabes que Yo también me sentí inseguro a veces cuando estaba encarnado como Jesús el Cristo? ¿Recuerdas el relato de mi agonía en el jardín de Gethsemaní? ¿Cómo la respuesta estaba allí, pero no era la que Yo necesariamente deseaba escuchar en ese momento? Escucha la tranquila pequeña voz dentro de tu corazón, tu Ser Crístico. ¡Todas las respuestas están allí! Yo miro dentro de tus ojos y veo la  mirada de un "sol del Dios Viviente." Yo contemplo tu cara y veo la hermosura de la poderosa Presencia YO SOY. Yo miro tus manos y veo la luz sanadora del Cristo emanando de ellas, y mucho más desde tu entero cuerpo. Tú también, amado, eres el Cristo, quizás aún no crecido a su plena estatura. Tú puedes sanar como Yo, como Jesús sanó, enseñar como Yo enseñé, y hacer todas aquellas cosas y aún mayores cosas, porque eres un radiante sol de la Nueva Era  Dorada de Libertad Espiritual.  

     "Sí, Yo conozco estas cosas en mi corazón", respondes - "Yo creo que necesito llamar a la magnificente Señora Fe para que me ayude a tener fe." Él sonríe cálidamente y responde," ¡Y así será! ¡Y cuando hagas el divino plan, esa porción del Tapiz Cósmico del cual eres únicamente responsable, podrá volverse claro para ti…y entenderás que ya estás cumplimentando tu Divino Plan!" Él lo besa suavemente en la frente y, cuando se para, le hace el signo del corazón, la cabeza y la mano; luego desaparece de su visión tan rápida y silenciosamente como apareció. Todavía sintiendo su Presencia, tomas unos pocos momentos para saborear esta experiencia. 

     Inspiran profundamente y mientras liberan el aliento abren los ojos y encuentran que han retornado al jardín donde comenzaron este magnífico viaje. Ahora entienden plenamente que vuestra "búsqueda" ha sido lograda, y todo lo que alguna vez necesitaron saber está ya en lo profundo del corazón, sólo si toman el tiempo de buscarlo. Seguros en este conocimiento, recuerdan y comienzan suavemente a tararear un himno de vuestra juventud: "Grande es Tu Fidelidad, oh Dios, mi Padre ...todo lo que yo he necesitado Tu Mano lo ha provisto; Grande es Tu Fidelidad, Mi Dios dentro de mí."

 

 

 

 

 

 

 

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