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Las Cartas de Shamballa

 VOLUMEN 19, Número 22                                                                                                     Mayo 30, 1997

Amados chelas: 

Esta semana volveremos nuestra atención sólo un poquito para considerar un ejemplo de uno de los “pecados de omisión” con respecto a una de mis cartas previas de fecha 16 de mayo, 1997, con respecto a las relaciones con los demás. ¿Qué sobre aquellas veces cuando eligieron no involucrarse al escuchar palabras inapropiadas que eran usadas, o acciones teniendo lugar, entre dos personas? El hecho es que Yo estoy seguro que alguno podría haber pensado que lo que estaba atestiguando simplemente se iría si lo ignoraba el tiempo suficiente. 

Si pueden recordar un incidente en la propia vida cuando sucedió esto pueden estar pensando: “Bueno, yo no dañé a nadie. Sólo escuché, permanecí en silencio y mantuve mi paz.”  No se dan cuenta que vuestro silencio fue una silente respuesta de acuerdo con las acciones o palabras de otra persona, no importando cuán inapropiada fuese la conducta. Permitieron y aceptaron esta negatividad y de alguna forma se volvieron parte de la situación. Amados seres, no permitan que sucedan cosas como estas y esto es sólo un ejemplo de los muchos pecados de omisión que con frecuencia son cometidos pero tienden a ser pasados por alto. Cuando alguien habla poco amablemente sobre otra persona hay muchos cursos de acción que pueden tomar. 

Romper el silencio puede ser tan simple como un gentil toque en el hombro, o un suave recordatorio verbal a la persona que está hablando, que quizás, necesite calmarse y pensar más ampliamente antes de continuar declarando sus pensamientos. Sé que este tipo de intervención conlleva una gran cantidad de coraje de vuestra parte, amados seres, pero por favor no tengan miedo de estar en desacuerdo con otros, especialmente si son amigos o miembros de la familia. A lo menos hagan un esfuerzo para cambiar el tema o refocalizar la atención de todos los involucrados. Luego si se elige ignorar la asistencia y la conversación continúa, por todos los medios, váyanse del grupo de inmediato. Esto debería ser hecho quieta y gentilmente pero con firmeza niéguense a participar en adelante de este tipo de conversación, ahora y en el futuro. 

Yo entiendo plenamente que esto puede ser imposible intentar especialmente con individuos que no conocen, porque si trataran de hacer algo externamene ellos pueden volver la atención hacia ustedes y la última cosa que queremos es que les llegue algún daño, amados seres. En casos tales como este deben mantener la distancia y permanecer a salvo, enviando el sagrado fuego violeta o alguna de las otras llamas sagradas que crean son necesarias en esa situación. 

Por mis chelas que continúan sumando discordia a cualquier situación, pesado está mi corazón. Ustedes sobre todo tienen la hablidad de tergiversar el dolor, el miedo, el enojo o la soledad. Deben mirar dentro del corazón y encontrar el perdón y señalar esto a aquellos que están luchando con estas cuestiones. Deben elegir tomar la ruta más elevada y no añadir al problema. Amados seres, ¿no recuerdan las palabras de nuestro amado Jesús, durante el Sermón de la Montaña: “Benditos son los misericordiosos porque ellos obtendrán misericordia” y “Benditos son los pacificadores porque ellos serán llamados los hijos de Dios”? 

Y a aquellos que son los objetos de este tipo de conductas, sostengan abiertas las puertas de la misericordia, la compasión y el perdón para vuestros hermanos y hermanas porque ellos no saben qué hacen o eligen ignorar sus acciones y palabras por la misma razón. Aunque los sentimientos puede ser dolorosos deben centrarse profundamente en la propia Santa Llama Crística, perdonar y elevar todas las emociones que no son del más elevado bien hacia la Llama Violeta y permitir que los ángeles de la Llama de Sanación traigan liberación, paz y confort a todos los involucrados. Recuerden: “¡Benditos son los gentiles porque ellos heredarán la Tierra!” y “¡Benditos son los puros de corazón porque ellos verán a Dios!” Con estas hermosas palabras de sabiduría ahora firmemente ancladas en lo profundo del corazón finalizaré mi carta de hoy. ¡Hasta la semana próxima, sepan sin dudas que son amados! 

Maestro Hilarión

Chohan del Quinto Rayo