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Las Cartas de Shamballa

VOLUMEN 19, Número 19                                                                                                   Mayo 9, 1997

 

Amados chelas: 

El mes pasado fueron muchos los que encontraron difícil el trabajo con las Cartas de Shamballa. Algunos fueron incapaces de encontrar la verdad en mis palabras porque ellas parecían estar focalizadas en la cualidad negativa del miedo. ¿No ven que donde ustedes están en el desarrollo espiritual, deben enfrentar todo lo que dentro de ustedes mismos les está impidiendo la plena luz de la propia Divina Perfección? 

Mientras este año continúo compartiendo mis ideas con respecto a las Leyes de la Vida a veces mis palabras pueden parecer duras. Esta, amados seres, no es mi intención, pero deben entender que habrá veces cuando la verdad será muy difícil de aceptar. Sé muy bien de lo que hablo, porque como Saúl de Tarso, mi inhabilidad y desgano para ver y aceptar la verdad me ocasionó no ver de nada de nada por un tiempo, excepto por el error de mis maneras. 

Me negué a reconocer el Cristo y seguí mis actividades diarias haciendo todo lo que pudiera por negarlo. Dirigía mis propios miedos personales, gastaba una gran cantidad de tiempo llevando dolor y angustia a otros. Eso es, justamente hasta el día en que una gran luz desde el cielo resplandeció a mi alrededor y el amado Jesús dijo: “Saul, Saúl, ¿por qué me persigues?” Mientras intentaba aclarar el vacío, la nada que había remplazado a la brillante luz, pregunté quién me estaba hablando aunque dentro del más profundo rincón de mi ser Yo ya lo sabía. 

Durante los varios días siguientes pasé todo mi tiempo volviendo sobre cada cosa que había hecho hasta ahora en mi vida. Examiné en gran detalle lo bueno y lo malo y cuando Ananias, uno de los Discípulos del Señor vino a mí y puso sus manos sobre mí, fui al instante colmado con el Espíritu Santo y pude ver claramente, ¡quizá por primera vez en mi vida! Durante el resto de mis días en la Tierra pasé mi tiempo trabajando mucho en el mundo conocido, esparciendo la verdad y realidad de las muchas enseñanzas y buenos trabajos que el amado Jesús le dio a la gente de la Tierra. 

Entiendo muy bien cuán difícil es algunas veces volverse la Presencia del Cristo y ver a Dios en todas las cosas cuando tanta oscuridad parece rodearlos. Sin embargo, deben recordar, es comúnmente al instante después de sentirse lo más distante de Dios, que se puede dar un paso mayor hacia el desarrollo espiritual. Esto es lo que me sucedió y YO SOY agradecido por no haber sido nunca abandonado, ni por un momento, y cuando estuve preparado mi vida cambió verdaderamente. Extiendan sus manos, amados seres, porque estamos esperando siempre para asistirlos en el viaje hacia la iluminación y plena reunión con Dios. ¡Hasta la semana que viene cuenten vuestras bendiciones y sepan que son amados por muchos magníficos seres de luz, ascendidos y no ascendidos!

YO SOY HILARIÓN

Uno de vuestros muchos maestros y guías

 

 

 

 

 

 

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