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Las Cartas de Shamballa

 VOLUMEN 20, Número 17                                                                                                     Abril 23, 2001

Benditos Estudiantes: 

¿No fue hermoso durante los últimos siete días pasar tiempo observando concientemente el trabajo del reino Angélico dentro de vuestra vida y en la de otros? Yo estoy seguro que cada uno, a vuestro propio modo, ha aprendido algunas muy especiales lecciones de estos benditos Seres de Luz. Si recuerdan el final de la Carta de Shamballa de la última semana, mientras estudiaban la historia de Pedro y el Lobo, Yo expresé que “también hay un elemento muy importante que no es verdad cuando están trabajando activamente con el Reino Angélico”. 

¡Un miembro del Reino Angélico siempre, Yo repito, siempre viene cuando es llamado para dar asistencia! A diferencia de la humanidad que constantemente trabaja con el maravilloso regalo de elección de libre albedrío; ya que ellos surgieron desde el Corazón de Dios, los miembros del reino Angélico no sintieron la necesidad de usar esta sagrada bendición, porque ellos hace mucho han trascendido la necesidad de usarla y desearla. Los Ángeles están totalmente enfocados en su divino propósito. No es parte de sus seres el elegir si deben asistir o no. Ellos no intentan decidir si un pedido es más importante que otro.

Ellos viven sólo para servir y cuando llega una llamada, no importando cuán insignificante pudiera parecer, no hay que escoger. Ellos deben responder porque los ángeles son completa y exclusivamente obedientes al trabajo a mano, que es brindar los Regalos de Dios a la humanidad, sean estos protección, sabiduría, verdad, sanación, paz, transmutación, pureza, fortaleza, transformación o cualquier otra cualidad divina. Por eso siempre recuerden, amados, que estos maravillosos Seres de Luz pueden ser de gran ayuda en la actividad de protección. 

Antes de finalizar esta semana, me gustaría compartir con ustedes una simple comparación entre los tres reinos. Probablemente hayan escuchado versiones similares en el pasado. Si pusieran un elemental, un ser humano y un ángel ante el cáliz del altar de vuestro santuario personal y les preguntaran qué es lo que observan: el elemental al instante vería a todos sus pequeños amigos dentro del cáliz constituyendo su forma física, sosteniendo el real diseño de la copa y de la base. Un ser humano habría observado la artesanía requerida para crear un objeto de tal belleza, posiblemente preguntándose si ella fue hecha en piedra, cristal o aún en oro. El ángel, en lugar de enfocarse en la forma física, habría visto en cambio el poder de los fuegos sagrados que fueron atraídos por las invocaciones personales y decretos sostenidos y mantenidos por las actividades espirituales diarias a través de la copa, en lugar de la copa misma.

Kuthumi

 

 

 

 

 

 

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