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Las Cartas de Shamballa

 VOLUMEN 20, Número 16                                                                                                     Abril 16, 2001

Queridos chelas: 

¿Cómo disfrutaron mi pequeña pero completamente significativa parábola de la semana pasada? Si eligieran tomar tiempo para estudiarla, ciertamente habría mucho a ser descubierto en el contexto de esta corta pero muy interesante historia. Esta semana permítanme compartir con ustedes algunas de las similitudes de este muchacho y la humanidad concerniente al glorioso regalo de protección. 

Primero, a este niño y a todos y cada miembro de la familia humana se les han dado muchas tareas a realizar en el plano terreno y una de ellas es la de proteger lo que se les ha dado a vuestro cuidado. A cada uno de ustedes también les ha sido dado un maravilloso regalo para asistirlos en este esfuerzo, porque cada individuo en este planeta tiene su propia fuerza de ángeles para las tareas, estén o no concientes de ellos. 

Adicionalmente, si es requerida más asistencia, todos los Ángeles de Dios están listos para aparecer, esperando las adicionales llamadas. Si recuerdan, en la particular historia del Muchacho que Gritaba ¡El lobo!, el foco estaba puesto sobre los ángeles encarnados, los hombres y mujeres de su aldea. 

Yo creo que podemos también relacionar muchos incidentes tales como los del muchacho que gritaba ¡el lobo! cuando éste no estaba presente, con muchos de los chelas de hoy. Esto puede ser logrado por el hecho de que muchos de ustedes eligen concientemente no tomar responsabilidad por el precioso regalo de protección de Dios. Ustedes dejan puertas y ventanas abiertas cuando podrían fácilmente asegurarse de que ellas estén cerradas y con llave. Las cosas que son dejadas a la vista, pudiendo ser una tentación para otros, podrían estar seguras con muy poco esfuerzo. ¡Ello toma sólo un momento! 

También, cuando viajan desde vuestros hogares, por avión, tren, barco, ómnibus o a pie, podrían, si así lo eligieran, invocar el regalo de protección una vez más para ustedes mismos y para todos los que los acompañan en el viaje. No importa si hacen un viaje a través del mundo o sólo al almacén a la vuelta de la esquina. 

Estos son unos pocos tópicos comparables con esta hermosa historia de niños. Sin embargo, hay también un importante elemento que no es real cuando ustedes están activamente trabajando con el reino Angélico. La próxima semana entraremos en detalles de este particular aspecto de protección. Hasta entonces observen los ilimitados modos en que los Ángeles sirven a la Tierra para asistir a toda vida que allí habita. 

Maestro Kuthumi

 

 

 

 

 

 

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