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Meditación para la Sanación de la Tierra
Plenamente
conocedores de las “necesidades de la hora” en la evolución de este planeta
Yo ahora concientemente elijo hoy tomar un tiempo, así como lo hago cada
día, para servir a la Tierra. Poniéndome cómo dentro de mi santuario
personal comienzo a respirar rítmicamente. Me aquieto y rápidamente me
convierto en el firme ser de Luz YO SOY, un sacerdote o sacerdotisa del
sagrado Fuego Violeta, que surgió desde el origen de toda la creación hace
mucho, mucho tiempo. ¡Entrando al corazón de fuego sagrado, que es el
verdadero centro de mi ser, YO SOY ahora centrado y permaneceré dentro del
corazón de esta antigua llama, y hablo y comando con autoridad en este, mi
servicio a la vida!
Continúo
respirando profundamente, mi luz se expande dentro y a mi alrededor, creando
un campo de fuerza de protección, un poderoso tubo de luz, dentro del cual
puedo atravesar el planeta a voluntad. Visualizando el centro de la Tierra,
suave y fácilmente desciendo hacia su mismo centro-corazón. Al llegar, veo
la gran presencia angélica y formas de vida elemental que cuidan y protegen
la sagrada Llama Triple de la Divinidad en el centro-corazón del planeta que
constantemente alimenta este mundo con su unificarte y dadora esencia de
vida. Sintiendo el gran amor de estos magníficos guardianes extendiendo las
manos, envolviéndome y dándome la bienvenida, Yo expando y proyecto mi llama
corazón. Al hacerlo, me fusiono con la llama corazón del planeta y al
instante me siento unificado y uno con el cuerpo de la Tierra. Ahora
comienzo a moverme en una suave
espiralada dirección ascendente y envío hacia la Tierra grandes rayos del
misericordioso, purificador y liberador Fuego Violeta. Yo transmuto a toda
vida elemental que contacto y me experimento plenamente, quizá por vez
primera, como una comandante Presencia de Dios de paz sanadora.
Ahora, mientras
me elevo hacia la superficie del planeta, me encuentro moviéndome a través
de los océanos de la Tierra. Desde el confort y la seguridad de mi tubo de
luz envío rayos de amor y saludos a la bendita Hermandad del Mar, que
comprende los seres del elemento agua. Una gran fuerza de amor envolvente
retorna hacia mí y mientras su amor se fusiona con el mío sello esta amistad
en mi espiritual llama del corazón. Sé que siempre conservaré esta unidad y
hermandad con estas grandes formas de vida elemental, capaz de invocarlas
cuando lo desee y así ellas podrán llamarme en tiempos de necesidad.
Ahora, emerjo de
las aguas de la Tierra y entro a la atmósfera que rodea nuestro planeta. Me
muevo rápidamente a través del plano astral. Veo ángeles de la Llama Azul y
del Fuego Violeta que me rodean, añadiendo sus cordiales rayos del corazón
de divina protección y libertad espiritual a los míos. Las alas de su amor
me llevan aún más arriba, hasta que entro en la viviente sustancia de la
ionosfera – el anillo de llama no pasa que protege nuestro planeta, hasta
que toda vida dentro, sobre y alrededor sea purificada y libre. Mientras me
siento fusionado con la vida angélica que me circunda, veo claramente la
gran purificación y limpieza que ha tenido lugar a mi alrededor en mi viaje
ascendente desde el mismo centro de la Tierra.
Sintiendo que
una profunda gratitud se eleva desde mi corazón, mi conciencia vuelve a la
superficie de la Tierra y comienzo suave y lentamente a descender en un arco
espiralado, hasta que YO SOY de regreso una vez más sobre un suelo sólido.
Mirando a mi alrededor veo la belleza que me rodea – los altos picos
montañosos cubiertos de nieve y las suave ondulantes colinas que conducen
hacia ellos; los preciosos verdes valles alfombrados con ilimitadas
variedades de árboles, arbustos y flores; las fértiles planicies donde puede
ser cultivada la comida suficiente para alimentar a toda la gente y la
increíble diversidad del reino animal que habita estos sagrados lugares.
Deseando ser de mayor servicio me arrodillo y tomando una profunda
respiración purificadora, inspirando y exhalando, comienzo a decretar: En el
pleno poder y autoridad de la amada Presencia de Dios YO SOY, amados seres
que sirven en el Séptimo Rayo
¡aparezcan ahora!
¡Enciendan!
¡Enciendan! ¡Enciendan! El Fuego Violeta del Amor Liberador y Transmutación,
en, a través y alrededor de todas las fuerzas de los elementos, el reino
elemental, el reino de la naturaleza, aves y creaturas cuadrúpedas y toda
cosa viviente ahora mismo, hasta que la perfección de sus planes divinos sea
hecha manifiesta. ¡Enciendan! ¡Enciendan! ¡Enciendan! el Fuego Violeta del
Amor Liberador y Transmutación, en, a través y alrededor de todas las
fuerzas de los elementos, el reino elemental, el reino de la naturaleza,
aves y creaturas cuadrúpedas y toda cosa viviente ahora mismo, hasta que la
perfección de sus planes divinos sea hecha manifiesta!... ¡Enciendan!
¡Enciendan! ¡Enciendan! El Fuego Violeta del Amor Liberador y Transmutación,
en, a través y alrededor de todas las fuerzas de los elementos, el reino
elemental, el reino de la naturaleza, aves y creaturas cuadrúpedas y toda
cosa viviente ahora mismo, hasta que la perfección de sus planes divinos sea
hecha manifiesta.
Aceptando este
llamado cumplido yo abro mis ojos y me encuentro una vez más sentado
confortablemente en mi santuario sagrado desde donde comenzó mi viaje.
¡Atrayendo a la memoria todos los seres de luz que me han asistido hoy y
experimentando un profundo sentido del magnífico poder del Fuego Sagrado que
YO SOY tan honrado y privilegiado de conocer y usar para la purificación de
mis propios cuatro vehículos inferiores, YO SOY agradecido! ¡YO SOY muy
agradecido por ser parte de este servicio a la vida y prometo continuar
trabajando para la purificación y liberación de este mundo!
¡Así es, amado
YO SOY!