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Conferencia de Primavera

Saint Germain

Abril 6, 1996 

Mis amados co-servidores: 

      Una vez más he elegido estar juntos aquí en Shamballa, en esta resplandeciente catedral de viviente luz, para asistir en el adelanto de mi causa de libertad espiritual alrededor de este bendito planeta; ¡y los bendigo por vuestro servicio! Cuando miro alrededor de este sagrado santuario, veo que muchos son directores de esta actividad de luz, y trabajan con las energías grupales, ya sea aquí en Shamballa o en las distintas localidades alrededor del planeta. Mis palabras esta mañana estarán enfocadas en algunos de los aspectos prácticos de este tema.  

     Comenzaré preguntándoles: ¿Han pensado mucho acerca del magnífico cáliz de luz que es creado por la energía del grupo en el comienzo de cada clase? La importancia de esta forma-pensamiento no puede ser exagerada, porque es el vaso en el cuál vuestras energías y las de los maestros ascendidos y otros grandes seres de luz llegan juntas, se expanden y son luego usadas para asistir a toda vida en este planeta. 

     Aquellos que encuentran el camino a Shamballa, rápidamente descubrirán que el trabajo realizado aquí es primordialmente hecho a nivel planetario. Porque, aún cuando trabajen diligentemente para purificar, restaurar y manifestar la propia Divina Perfección, lo que piden para ustedes sin excepción, siempre lo piden también para los demás. Este punto me trae de regreso al cáliz y es vuestra responsabilidad como director enfocar y mantener la energía del nivel grupal, o llevarla más arriba. 

     En el momento en que vuestra atención cae al nivel personal y reconocen lo individual, el cáliz que tan amorosamente crearon se desintegra, y toda la energía que ha sido recolectada en este magnificente vaso se disipa. Entonces, no importando cuán duro trabajaron para recrear esta copa, puede ser muy difícil de re-hacer, porque mucha de la energía dotada a vuestra clase ya ha sido usada. 

     De hecho, como directores, el trabajo comienza largo tiempo antes de atraer oficialmente las llamas y decir la invocación. Vuestra responsabilidad comienza en el momento que se les pide o eligen dirigir una clase, y abren la mente y el corazón a un maestro particular para que los inspire. En ese momento son envueltos en el amoroso abrazo de un gran ser de luz, que los guía en cada paso del camino, hasta que hayan dirigido la clase. Dentro de su radiación, las ideas concernientes al perfecto formato de la clase comienzan a entrar en la mente y el mundo de sentimientos, creando la forma básica. También son dirigidos con las más altas energías a todos y cada decreto y lectura que serán utilizados durante el trabajo.   

   La preparación de vuestra clase es muy importante, así como también lo es la verdadera ceremonia, pero nunca deben considerarla una competencia. Es un servicio de amor y luz, que crea la oportunidad (la perfecta combinación de tiempo y espacio) de trabajar con las más elevadas energías, no sólo para los hermanos y hermanas que asistan, sino para los muchos otros grandes seres de luz que invocan, o quizá aún para unos pocos que han sido atraídos por la luz del grupo. 

    Muchos que dirigen las clases encuentran útil escribirlas antes de darla. La razón para esto es múltiple. Primero tienen toda la clase ante ustedes, y la energía que deberían haber usado para crearla en ese momento puede ser usada para dirigir más perfectamente la energía invocada. Este es un muy sutil principio para poder dirigir, el que rápidamente llegarán a entender, si se lo proponen. 

     Sin embargo, esto no significa que tengan que renunciar a la libertad de expresión añadiendo algo a vuestra clase cuando la dan, porque es importante permanecer siempre abiertos a esa posibilidad. Pero lo mejor, es que pueden experimentar toda la clase mientras la crean, y esto les permite incluir información adicional que los asistirá al hacer la clase aún más perfecta de lo que estaba. 

     El tiempo de preparación antes de la clase es necesario, a fin de crear la perfecta atmósfera en la cual trabajar. También puede ser muy útil si eligen trabajar con un acólito. Por su definición el acólito es el asistente. Ellos están para ayudar, y cómo lo harán está en ustedes. Pueden pedirles que chequeen el altar a fin de ver si todo lo requerido para el servicio está disponible y así poder trabajar apropiadamente. ¿Permitirá la medida de las velas estar encendidas durante toda la clase? ¿Hay una forma de encenderlas y apagarlas? A menos que hayan memorizado la ceremonia del encendido de las velas, ¿hay una copia disponible para su uso? Si el acólito tiene problemas en realizar su tarea, ¿han discutido cómo manejar mejor cada situación?  Todos estos aspectos son importantes, pero algunas veces pueden ser examinados. Si por alguna razón se han demorado, ¿puede el acólito preparase para comenzar, y si es necesario, dar la clase en vuestro lugar? ¿Alguna vez han considerado esa posibilidad? 

     El horario y la llegada del acólito para preparar el Santuario es vuestra decisión, pero Yo vehementemente les sugiero que lleguen a lo menos treinta minutos antes que el servicio del acólito, a fin de permitirles tiempo suficiente para prepararse ustedes mismos y el santuario. Es importante purificar la sala, incluyendo el altar, y luego crear un anillo no pasa de protección alrededor del perímetro, de modo que las energías que permanezcan sean del nivel más elevado posible. Mientras más miembros del grupo elijan asistir en esta preparación, mejor. También, recuerden purificarse y protegerse. 

    Después que el cáliz ha sido cerrado, las velas apagadas y la clase completada, permitan a todos los asistentes, incluyéndose ustedes, permanecer en el santuario, para bañarse en la radiación y absorber en silente comunión las energías de los maestros. Cuiden la conversación después que el silencio haya sido roto, de modo que las más altas energías que han invocado permanezcan y continúen haciendo su trabajo, aún después de haber partido. Por favor, no disminuyan la efectividad con pensamientos, sentimientos, palabras y acciones negativos. 

   ¡El entrenamiento como directores comienza en el momento que eligen dirigir la clase y, amados seres, nunca finaliza! Si es posible, con frecuencia asistan a clases dadas por otros directores. Esto los asistirá no sólo a desarrollar las propias habilidades como directores, sino también apoyarán a vuestros hermanos y hermanas que han elegido seguir el mismo sendero que ustedes. Hoy, Yo sólo he tocado el tema de dirigir una clase, y en el futuro intentaré entrar en mayores detalles, ofreciendo sugerencias que espero serán de asistencia. Hasta nuestra próxima oportunidad de intercambiar ideas, saludo vuestro dedicado servicio y apoyo todo esfuerzo que realicen para expandir la Luz de Dios que es eternamente victoriosa. ¡Juntos daremos la bienvenida a la llegada de la Nueva Era de Libertad Espiritual!

YO SOY Saint Germain

Chohan del Séptimo Rayo De Invocación Ceremonial

 

 

 

 

 

 

 

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