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Decreto a los Maestros Dwjal Khul y Señor Lanto

Amada Poderosa Presencia YO SOY y todos los Grandes Seres y Poderes de Luz: Nosotros invocamos el combinado momentum, radiación y amor de todos los miembros de la Jerarquía Espiritual, mientras les damos gracias por la constancia de Vuestro servicio para la Familia del Hombre, todas las formas de vida elemental y miembros del Reino Angélico encarnados sobre la Tierra. 

     Les pedimos que colmen a cada miembro del Cuerpo de Luz con vuestras divinas cualidades de amor, sabiduría y poder. También les pedimos que nos concedan un más amplio entendimiento de vuestra verdadera reverencia por toda vida. 

     Amado Maestro Ascendido Dwjal Khul: A través de la Luz y Amor de Tu ser y Tu dedicación de servicio, DESPIERTA en nosotros el entendimiento de la alegría del servicio anónimo y la perfecta paz de Dios que vive dentro del Gran Silencio. ¡A través de Tu sublime ejemplo, podamos observar y entender el Concepto Inmaculado de la Primera Causa de Dios: la perfección para nosotros mismos y toda vida! 

     Amado Señor Lanto: COLMA la elevada copa de nuestra conciencia con Tu llama, así ella flameará desde el Cristo, hacia adentro y afuera, para penetrar todos nuestros seres y mundos. ¡EXPANDE en nosotros Tu conocimiento con respecto a la unicidad de la vida, y la plena realización de que la fuerza de vida en todo lo que miramos es de Dios! 

     Nosotros consagramos nuestros seres y energías al servicio de la Jerarquía Espiritual, mientras manifestamos la perfección de nuestros divinos planes, aquí mismo, ahora mismo y por siempre sostenidos. 

¡Así es! Como el Más Sagrado Nombre de Dios, YO SOY

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Ceremonia con la Orden de la Túnica Dorada 

     Es el primer día del mes y ustedes le han prometido a vuestro Ser Superior visitar – en el cuerpo de luz – el Templo de la Gran Hermandad Blanca, en las Montañas del Royal Teton en Wyoming, USA. Después de dar los decretos de perdón y bañarse en la Llama Violeta de Misericordia y Transmutación, se ponen el Manto de Luz y entran al sagrado plano del Silencio. 

     Suavemente, aparece una llama verde chino con radiación dorada que los envuelve. Al hacerlo, sienten que son elevados y llevados hacia los Planos Etéricos. Al instante, llegan a un espectacular complejo de templos en lo alto de la montaña. Al descender son gozosamente saludados por un grupo de seres de túnica dorada. Ustedes saben que son hermanos y hermanas de la Orden de la Túnica Dorada. Devuelven esta cálida bienvenida y son escoltados con gracia, hacia una antesala donde también se les da una túnica dorada. Hoy, se han vuelto miembros honorarios de la Orden de la Túnica Dorada.  

     Un hermano de esa Orden, con una drapeada estola verde chino sobre los hombros, se inclina y los invita a unirse en meditación y plegaria en el templo. Entran a la cámara con gran alegría y expectativa. En este magnífico santuario ven hermanos y hermanas con similares túnicas, en profunda meditación. De inmediato entran a una poderosa aura de divino silencio que colma la sala mientras son conducidos hacia el frente, a la derecha del santuario. Vuestro anfitrión les indica que se sienten  y así lo hacen. No necesitan entrar de nuevo al Silencio o en reservada meditación en esta cámara, porque la propia atmósfera está cargada con los frutos del Silencio, y rápida y fácilmente pasan a un profundo y hermoso estado de paz.    
     De repente se escucha el suave sonido de una hermosa campana que los hace salir de ese perfecto estado. Al abrir los ojos, vuestro anfitrión les toca el codo para que se pongan de pie. Una gran procesión avanza por el centro al compás de las majestuosas notas de la “Entrada de los Dioses al Valhalla” de Wagner. Los seres que se aproximan son conducidos por una guardia de honor de la Túnica Dorada seguidos por el magnífico Patriarca, Señor Lanto, y muchos asistentes de esta orden. 

Luego, ven a vuestro amado amigo de las edades, el Jerarca, el Maestro Ascendido Dwjal Khul, con asistentes de la Orden siguiendo muy cerca detrás de Él. Sonríe con gran amor y ternura mientras eleva su mano bendiciendo a todos los presentes. Al instante son colmados con gratitud porque se les ha permitido atestiguar esta sagrada ceremonia. Enfocando la atención rápidamente se vuelven conocedores de la magnificente presencia de este maestro, sintiendo su amor que los envuelve. Vuestros ojos se empañan mientras se inclinan profundamente ante este gran maestro de sabiduría. Cuando sus hermosos ojos oscuros se encuentran con los vuestros, Él les envía un silente mensaje: 

     “Bienvenidos, amados y fieles chelas  y miembros del Cuerpo de Luz. Los saludamos con gran alegría y con todo nuestro amor y constancia de atención y servicio. Estamos agradecidos por vuestra presencia en nuestro templo y vuestra fiel dedicación como  `cálices de luz’ a través de las edades. Les damos la bienvenida con gratitud como redentores de vida”. 

     Extasiados y con gratitud, le retornan un silente mensaje de agradecimiento: “Gracias, gracias, amado maestro” YO SOY siempre a vuestro servicio con toda mi atención y constancia de espíritu. Ante Ti, humildemente me inclino” Su gran sonrisa ante esta respuesta es una bendición que gozosamente reciben. 

     La procesión se detiene frente al altar del templo y el Señor Lanto eleva sus manos en alabanza. Los miembros de la procesión se detienen en un semicírculo alrededor del elevado altar, donde descansa un gran vaso de oro, ricamente adornado con verdes esmeraldas y otras piedras preciosas. Una llama verde chino asciende desde la copa, mientras el Señor Lanto eleva sus manos hacia el gran Dios de nuestro ser. Los miembros de la procesión se sientan en almohadones verdes y dorados, que han aparecido misteriosamente dentro del semicírculo. Otra campanada suena y todo es quietud. Mientras un manto de gran silencio desciende y envuelve a todo el grupo, descansamos en la viviente, amorosa luz de Dios.  

     Totalmente inmersos en la plenitud de divinidad, no son concientes de cuánto tiempo dura el período de silencio. Se dan cuenta de que el servicio está finalizando, porque ahora suena otra suave campanada y el Patriarca, el Jerarca y los asistentes de este gran templo se levantan y elevan las manos y voces en una canción de alabanza. Ustedes también se levantan y permanecen de pie mientras el himno final comienza y estos augustos seres parten de la misma forma en que entraron. 

     Después de su partida, vuestro anfitrión se inclina ante ustedes. Lo siguen y salen a los patios rodeados por el brillante sol de las Montañas Rocosas. Él sonríe, y mientras lo hace, ustedes cierran los ojos y se sienten transportados una vez más. Al abrir los ojos se encuentran de regreso en vuestro cuarto, en el lugar desde donde comenzaron el viaje. Respiran profundamente y en silencio dan gracias a Dios, entendiendo que todo vuestro ser está aún inmerso en un estado de total y completa paz – la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento de la mente humana – y el único deseo que tienen es permanecer en este estado para siempre. 

   ... Para seguir la Llama de Iluminada Sabiduría necesitan equilibrio en vuestros cuerpos físico, etérico, mental y emocional. Un hombre que no esté equilibrado, está limitado. No importa cuán  avanzado aparente ser, no podrá alcanzar el Borde de la Verdad Final con esa limitación. El hombre necesita equilibrio entre la cabeza y el corazón, equilibrio entre el poder y la sabiduría, equilibrio entre la actividad y el descanso. Un hombre sin ese equilibrio puede entrar al sendero espiritual, pero nunca podrá proseguir a lo largo de él.

Señora Minerva

 

 

 

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