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Discurso

Dwjal Khul

Julio 27, 1994

Mis amados chelas:

Amorosamente los saludo en la apertura de esta conferencia, mientras nos unimos concentrando nuestra atención sobre la Divina virtud de constancia. Juntos, construyamos un fuerte momentum, a través del cual podremos dirigir el rayo de Divina iluminación, sabiduría y entendimiento hacia todos los corazones de la humanidad que están aguardando.

Uno de los primeros pensamientos sobre la constancia tiene que ver con la amistad entre nosotros, la cual se ha extendido a través de muchas edades, llegando hasta el momento actual. En previas edades, trabajamos hacia muchas de las mismas metas, pero ahora en esta Nueva Era, tenemos la alegría de concientemente unir nuestros esfuerzos para ayudar a que toda vida en la Tierra adelante hacia la libertad espiritual. Esta conciencia, ahora firmemente establecida, nunca debe retroceder, sino continuar construyendo cada pleno momentum de amor, sabiduría y poder, desde el cual toda vida puede atraer en los tiempos a venir. 

Desearía recordarles que, mientras van hacia una más profunda amistad con los maestros de Luz y otros seres cósmicos, también profundizan la amistad que existe entre ustedes mismos como chelas y trabajadores de la luz. En este proceso, se volverán perfectos en hermandad, así como hicimos antes que ustedes. La verdadera hermandad une a las amistades en el Cielo que son primero establecidas en la Tierra a través de una meta común. Esa meta es vuestro deseo de traer el más alto bien para toda vida. Amados, este deseo los eleva más allá de lo personal hasta la universal e infinita mente y corazón de toda creación.  

A medida que se desarrollan junto a estos lineamientos de sagrada amistad, otra cualidad que aumentará  más intensamente es una profundización con respecto a las diferencias individuales entre ustedes. Menciono esto porque – mientras vuestra amistad crece – se volverán infinitamente más sensitivos entendiendo también las necesidades de cada uno. Estos serán tiempos – especialmente en este año del Segundo Rayo – cuando todos y cada uno necesitará aquietarse. Menos discusiones serán necesarias o deseables, porque estarán ocupados dentro de ustedes mismos, resolviendo muchos de los entendimientos que tuvieron previamente, mientras reciben mayor iluminación junto a todas las líneas de conocimiento y esfuerzo.  

He hablado antes acerca de servir como uno de los tres Hombres Sabios, durante el tiempo en que Micah encarnó como el Maestro Jesús. La amistad que existe entre los Maestros El Morya, Kuthumi y yo mismo aún florece bajo la amorosa guía e instrucción del amado Micah, y es el más elevado ejemplo de verdadera amistad que puedo ofrecerles. Con esto, también sostengo la más profunda esperanza en mi corazón, de que todos y cada uno de ustedes puedan tener el regalo de tal amistad para toda la eternidad. Ahora deseo poner ante ustedes algunos de los símbolos de nuestra relación en ese tiempo, porque creo que les será de utilidad mientras prosiguen a lo largo de vuestros senderos. 

Como los Tres Hombres Sabios, tuvimos ciertas cualidades en común. Estas fueron: 

Elevamos nuestra visión hacia los cielos: Los tres fuimos astrónomos, y estudiamos los “cielos”. Estudiamos las más altas enseñanzas como una apremiante búsqueda. Cada uno creía que Dios tenía un divino plan para nosotros y para toda la humanidad. “Elevamos nuestros ojos” sobre las apariencias externas a nuestro alrededor, y fuimos capaces de ver la estrella. Reconocimos esto como un signo de la divina idea y mantuvimos nuestros ojos sobre ella, siguiendo el plan y propósito de Dios.   

Todos seguimos la misma estrella: Estuvimos de acuerdo sobre el divino plan, y determinamos seguir esa estrella hacia donde nos condujera. 

Viajamos juntos: Unimos nuestros esfuerzos en este empeño común, reconociendo el poder de la unidad. 

Todos estábamos deseando ir a través de lo que fuere necesario para alcanzar nuestra meta:  Tuvimos fe en el viaje y en el éxito del divino plan, y creímos en el poder de Dios para conducirnos. 

Cabalgamos en camellos en las caravanas a través del desierto: Este fue un símbolo de maestría sobre los cuatro vehículos inferiores y nuestra propia naturaleza humana. Representó la habilidad de conseguir que la naturaleza nos sirviera, y nos llevara donde deseábamos ir. 

Vinimos desde el Este: que significa desde el punto de iluminación, o verdadero entendimiento. Así como el sol se eleva desde el este, nosotros vinimos a descubrir y proclamar que el Cristo había nacido en el mundo de forma. 

Fuimos conocidos como reyes: Esto significó que no sólo alcanzamos un punto de responsable gobierno dentro de nuestras propias vidas, sino que se nos había dado la autoridad y dominio sobre otros en “nuestro propio país”, o esfera de influencia. 

Reconocimos, y nos inclinamos ante el más grande poder que – por supuesto – era el del Cristo. 

Llevamos regalos al Cristo Niño: Reconocimos que teníamos cualidades para ofrecer a la vida, y que ellas eran de gran valor. Estos regalos representan el amor, sabiduría y poder de Dios, dados al Cristo Niño. Bajo el dominio del Cristo, crecido a su plena estatura, ellos serían utilizados en el tiempo perfecto y en el modo perfecto. 

Usamos nuestras coronas y mantos de autoridad: Estos fueron los signos de autoridad “visibles”, significando que nuestro poder y nivel de evolución y entendimiento no eran cuestionables.

¡Mantuvimos SILENCIO!: Antes y después de encontrar el sujeto de nuestra santa búsqueda, mantuvimos silencio, reconociendo que el terrenal rey Herodes era un falso rey, lo que significaba matar la conciencia Crística dentro del corazón del hombre. Herodes, naturalmente, representaba la conciencia humana, sabiendo que la llegada del Cristo era el fin de su existencia y poder sobre el mundo. 

Regresamos a casa por diferentes caminos: Esto, amados chelas, significa que volvimos a casa en secreto, no apareciendo más como reyes, sino llevando al verdadero hogar dentro de nuestros corazones. Habiendo encontrado aquello que buscamos, nuestra misión cambió de buscar al Cristo hacia una nueva dispensación. Yo la titularía: “Esperando al Cristo”, y les digo que los tres Hombres Sabios aún sirven en esta Nueva Era. 

Amados chelas, el viaje fue real y al mismo tiempo, espiritualmente simbólico. Lo que es verdad para nosotros es también verdad para toda corriente de vida que se enrola en la escuela de la Tierra. 

Así como servimos al Cristo en el Maestro Jesús, ahora también servimos al Cristo dentro de ustedes, con alegría por esta oportunidad. Traemos nuestros regalos y los colocamos amorosamente dentro de la Triple Llama del Cristo. Cuando nuestra misión sea revelada dentro de vuestros corazones, sepan – mientras aún viajamos, que ustedes pueden viajar con nosotros, si lo eligen, llevando vuestros regalos al Cristo que está por nacer en los corazones de todo ser humano sobre la Tierra. ¡Seguros de nuestra ayuda, prepárense bien para vuestro viaje!

¡Únanse a nosotros, oh hijos de la luz, y sigan la estrella!

Vuestro amigo,

Dwjal Khul

 

 

 

 

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