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Renuncia

Una lección en el  Silencio

Justamente antes de mi diaria actividad de entrar al Silencio, algo perturbador ocurrió entre mí  y un ser querido, lo cual me descentró totalmente. Después yo me senté, cerré mis ojos y comencé a respirar  profundamente. Yo traté de entrar en el Silencio. Sea cual fuese la razón, no tuve mucho éxito en aquietarme, así yo invoqué al Cristo dentro de mí por asistencia. En respuesta, inmediatamente sentí la Luz de mi Cristo expandiéndose y llenando  mi entero ser, y finalmente comencé a relajarme.

El Cristo habló  primero a mi ser emocional: “YO te colmo con  la libertad de Perdón y Amor. Tú eres libre. ¡Paz! ¡Está en calma!” Luego a mi mente: “Yo te bendigo  con la Luz de Entendimiento, nacida de la Llama  de Reverencia por la Vida. Toma Mi Fe, y está en paz.” A mi cuerpo entérico: “Yo redimo tu pasado con la Llama de Mi Vida. ¡Mira y podrás discernir  la necesidad  de toda experiencia – para que tu senda pueda guiarte hacia Mi Puerta!  Acepta  Mi gratitud y está en paz.” Y a mi cuerpo físico: “Yo te amo y te bendigo por tu desinteresado servicio en  reflejar la plenitud de la conciencia interior. Eleva ahora tus ojos hacia Mí y permíteme ser tu patrón de perfección. Yo te bendigo y te amo.”

¡Yo entré en la quietud! ¡Yo estuve en paz! Sin embargo, lentamente, pensamientos negativos y referentes comenzaron a introducirse una vez más. El Cristo  dijo: “Dame a tu  ser amado.” Gustosamente, yo extendí mis brazos y Él tomó mi ser amado. Ellos se sentaron frente a frente dentro de una pequeña gruta  y comenzaron a hablar  en tonos bajos. Yo me paré y observé por un rato. Luego el Cristo me dijo: ¿Me tienes confianza? Yo dije, “Sí, por supuesto.” El dijo: ”Luego deja a este ser a Mi cuidado, y ocúpate de los negocios  de nuestro Padre.”

Yo deambulé en círculos por un tiempo, sintiéndome a la deriva. Parecía que  no podía dejar ir la situación. Di un vistazo dentro de la gruta y mi ser amado se había ido. El Cristo estaba todavía allí y Él me dije, “Dame tu enojo.” Yo le  alcancé  una pequeña caja, la cual estaba muy pesada, no obstante su tamaño. El dijo: “Dame tus  pensamientos y opiniones.” Yo comencé a vaciar mis bolsillos, encontrando muchos diferentes pensamientos y  opiniones  que  ni sabía que los tenía.

Cuando mis bolsillos finalmente  parecieron estar vacíos, El Cristo dijo: “Ahora dame tus deseos.” Esta  fue una muy  grande  bolsa  que cargaba sobre  mis espaldas. Yo sentí alguna renuencia mientras daba la bolsa al Cristo, porque  ella contenía todos mis deseos y sueños para mí  mismo y mis seres queridos. Luego, desde el interior profundo  Yo escuché una reafirmante voz  que me dijo- sólo en las Manos del Cristo, estos deseos podrán florecer en realización.

Luego el Cristo miró dentro de mis ojos y dijo: “Dame tu amor.” Yo supe que Él quería todo  mi amor – aún  ese que yo mantenía a un lado  en  escondidos cuartos de mi corazón. Suavemente  busqué dentro de mi pecho y amorosamente Le di mi  latiente corazón, mi propia sustancia de vida. “Ahora, tus temores.” Esta bolsa fue más pequeña y se la di con gusto, porque yo sabía  que – sin amor-  el Cristo era mi única esperanza  contra el miedo. “¡Tu curiosidad!” fue su próximo pedido. Yo Le di mi necesidad de respuestas. Yo encontré un deseo oculto en mi bolsa de curiosidad. Era mi deseo de saber  el resultado de todas las situaciones en mi experiencia de vida. Yo se lo di al Cristo.

“Ahora, mi hijo, dame tu voluntad.” ¿Mi voluntad? ¿Mi habilidad  de elegir  y decidir  por mi mismo? Yo llevaba  mi voluntad en una cadena alrededor del cuello.  Mientras la sacaba y se la daba al Cristo, Yo vi que ella estaba opaca y sin lustre. Yo estuve agradecido de sacármela de encima. Habiéndole dado al Cristo todas mis posesiones, me sentí muy liviano y pequeño –como un niño. El proceso de renunciación  estuvo completo y yo pensé,  “¡YO SOY LIBRE!” Y así YO SOY. 

El amado Micah, Ángel de la Unidad, desea recordarnos que Él es la Presencia Guardiana de El Puente a la Libertad Espiritual. Él está constantemente intensificando la Cualidad de Unidad, especialmente durante las Conferencias, cuando todos los helas están sintonizados en conciencia con esta Actividad de los Maestros Ascendidos.

 

 

 

 

 

 

 

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